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NÉSTOR CHAMORRO
El éxito de un visionario
Memorias Biográficas

“Su llamado es a ser pescadores de hombres y su legado es ser pastores de ovejas”

Luego de tener una vida guiada por un pensamiento revolucionaria mientras vivía en la ciudad de Cali, un día en medio de una crisis personal y familiar, mi padre conoce a Jesucristo. A partir de ese momento su vida dio un giro y tomó la visión de cumplir la Gran Comisión. Esto se convirtió en un llamado de llevar la palabra de Dios hasta el último rincón de la tierra.

Empezó su ministerio con jóvenes, en los cuales identificaba una necesidad de ser amados por Papá Dios y así, llenar un vacío que había en sus corazones como él lo había experimentado en su juventud. Fue así como poco a poco fue conociendo los sueños de Dios que lo llevaron a definir lo que es hoy en día la Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia (ICT).

Su principal convicción era tener una fe basada en Jesús y fue esto lo que siempre lo mantuvo de pie ante los hombres. Su mirada estuvo puesta en Dios y no se dejó llevar por sus propios intereses. Su objetivo nunca fue construir grandes iglesias sino que su mayor anhelo era formar discípulos que le cumplieran a Dios.

Mi madre compartió sus sueños y tuvo la fuerza para ayudárselos a cumplir. Siempre estuvo a su lado para levantarlo en los momentos más difíciles. Fue por eso, que nos enseñó a tener esperanza de que todo puede cambiar y debe cambiar para que todo sea mejor. Nos enseñó a ser optimistas, a crecer, a multiplicarnos y a dar nuevas oportunidades.

Hoy en día, mi padre está viendo desde la presencia de Dios sus sueños cumplirse y esta es la mejor herencia que nos pudo dejar.

“Dios no nos quitó a nuestro padre en el momento en que más lo necesitábamos sino que a través de toda su vida nos dejó un legado mucho más grande por engrandecer. Siempre lo amaremos, extrañaremos y honraremos. Su amor de padre al permanecer fieles a su llamado y a su legado consagrándonos para cumplir los sueños de Dios”.

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La Biblia en la administración pública

La palabra “crisis” es una vieja realidad experimentada por el hombre en todos los tiempos. Hombres en crisis determinan la calidad del ambiente que les rodea. En la actualidad, ya no hablamos de crisis de liderazgo, sino de liderazgo en crisis. La pobreza, la corrupción, la violencia, el terrorismo, la impunidad y la desintegración familiar no son la causa de la crisis, sino la manifestación de ésta.

La historia ha demostrado que el verdadero cambio comienza cuando el corazón del hombre, individualmente, es transformado por el incondicional amor de Jesucristo, y encuentra en él un propósito para vivir y un sentido de existencia.

La crisis terminará, cuando: “la humanidad entera, que entre cadenas gime, comprenda las palabras del que murió en la cruz”. Colombia será nueva, cuando sus moradores decidan hacer y ser parte de una patria nueva, cristianos convencidos, sanos y libres son los más adecuados instrumentos de transformación y restauración.